lunes, 11 de febrero de 2013

Capítulo Cuatro


Roxie

  ¿Yo, en una banda? No me hagas reír.

-¿¡Quéeeeeeeee!?- le grité a Eric, mejor dicho, le grité en el oído a Eric.
-Pues que vas a ser nuestra cantante- repitió Eric, pero esta vez con una mano en el oído.
-Bienvenida al grupo -digeron Coco y Gabe al unísolo-. Por cierto, ¿Puedes venir el sábado al centro comercial?-preguntó Coco, sonriente.
-Pues... -lo medité un poco-, creo que si.
-Perfecto, nos vemos a las diez y media en frente del McDonals -cortó Coco-. Adiosito.
-Ciao -se despidió Gabe, mientras Coco lo arrastraba hasta la puerta.
-¿Qué ha...
-... sido eso? -terminé la frase.
-Tranquila en Coco eso es normal, vamos eso creo yo. Tampoco es que la conozca tanto.
-No se yo, si eso me tranquiliza -dije caminando hacia la puerta.
-¿Ya te vas? -me preguntó Eric, con un leve tono de tristeza.
-Sí, quiero ver si mi hermana pequeña no mató al gato por indigestión de pastelitos y té ¿Tú te quedas?
-No, yo también me voy, ahora que Gabe y Coco  no están, no hay ganas de quedarse solo a componer.
-¿Puedo hacerte una pregunta?
-Ya la has hecho.
-Vale(7.7) ¿Puedo hacerte otra pregunta.
-Ya la has hecho-(este me esta jodiendo)
-Muy bien, pasemos al plan B -cogí un libro de la estantería que había al lado de la puerta y se lo lancé, para su desgracia no pudo esquivarlo.
-¿Por qué? -preguntó Eric poniendo morritos.
-Por hacerte el listillo -dije indignada.
-Yo no me hago el listillo, es que tu eres muy tonta.
-¿Qué me has llamado? -cogí otro libro y me  acerque a Eric, y se lo lance a la cara, pero esta vez consiguió esquivarlo.
-¿Quién? ¿Yo? -pregunto Eric, señalándose-. Yo no he dicho nada.
-Más vale que corras -le advertí.
-¡Que miedo! -dijo burlándose.
-Ahora verás -agarré un violín que había a mi lado y  empecé a perseguir a Eric por la habitación.
-Nu me cogerás -dijo Eric alargado al 'u'-. No, ahora en serio -se freno de golpe-, que si lo rompes lo tengo que pagar yo.
-Esta bien -dije colocando el violín en su sitio.
-Creo que ya hemos echo el ruido suficiente -dijo Eric, riéndose-. ¿Nos vamos? Si quieres te acompaño a casa.
-Vale, y gracias por querer acompañarme, después de que te haya perseguido con un violín, para intentar matarte.
-No me las des, estoy acostumbrado -dijo sonriendo.
Salimos corriendo del instituto, porque habíamos oído unos pasos y pensamos que era el director. Fuimos todo el camino hablando, cuando llegamos a mi casa, nos despedimos.

Me despertó la alarma del móvil, eran las diez de la mañana, cuando me dí cuenta estaba en el suelo. Convertida en una croqueta por culpa de las sabanas.
Me dí una ducha rápida y me puse la ropa que había dejado en la cama, una camiseta con el hombro caído negra y rosa, unos pantalones cortos negros, mis converses¡ rosas y un collar con un crucifijo. Me maquille lo básico, rimel, lápiz de ojos y un poco de brillo en los labios. Miré el reloj, las diez y media, cogí mi blackberry, mi cartera y una sudadera. Bajé a la cocina a por una manzana, y me despedí con un grito.
Tardaría más o menos una hora en llegar al centro comercial, caminando a pasó ligero. Habíamos quedado a las once y media, así que me daba tiempo.




Al llegar, me senté en una mesa del exterior del McDonald’s. A los cinco minutos apareció Coco, llevaba un vestido verde, con lazos azules, unas botas y una americana.
Después de saludarnos, Coco me arrastró, literalmente, hasta la primera tienda. Yo soy de las que compran lo necesario y punto, pero Coco era todo lo contrario. Llevaba como unos cinco pantalones, cuatro camisetas y dos chaquetas, y solo iba a probárselas.
Salimos de la tienda llenas de bolas, y la mayoría eran de Coco, dudo que llegará a ponerse la mitad de las cosas. Volvimos al McDonald’s y nos encontramos a Gabe y a Eric.
 -Hola -les dijo Coco, saltando al caballito de Gabe.
 -Roxie, parece que ya conoces mejor a Coco -dijo Eric, con esa sonrisa que me encantaba.
«¿Pero qué dices?» pensé.
 -¿Chicos, podemos entrar? -dijimos Eric y yo al unísono.
Gabe y Coco se pidieron un menú infantil, Eric dos hamburguesas y una bebida mediana, y yo dos hamburguesa, unas alitas de pollo, un refresco grande y un helado de chocolate y fresa.
Unos minutos después de habernos sentado, ya me había acabado todo lo que había en el plato, lo malo es que seguía con hambre. Coco y Gabe se peleaban, porque Coco quería un helado para ganar un premio, pero ya estaba llena, y Eric me miraba con cara de ‘no puede ser’, supongo que no le parecería normal que, como soy delgada coma tanto.
 -¿Qué? -dije fingiendo estar molesta, pero todo lo contrario me divertía.
 -Nada -respondió Eric apartando la mirada, un poco cortado- Es solo que como puedes comer tanto, y estar tan delgada.
 -Pues, la verdad, no lo sé. -dije sonriendo.
 -Acabamos -dijeron Coco y Gabe a la vez, interrumpiendo nuestra conversación.
 -¿Entonces nos vamos?
 -Sí -dijo Coco, saltando de la silla y arrastrando a Gabe hacia la salida-. Nos vemos el lunes en el instituto.
 -Yo también me tengo que ir, ¿Quieres que te acompañe a casa?
 -No, pero gracias. Me voy a quedar un rato más. Adiós.
 -Adiós.
Cuando Eric desapareció de mi campo de visión, entré en la tienda a la que me había llevado Coco. Me iba a comprar un vestido que me había gustado.  Entré en el probador a ver que tal me quedaba el vestido. Perfecto. Cuando iba ir a caja a pagarlo, tropecé con alguien. Una chica. Al parecer tenía prisa, así que salió corriendo.
No pude verla bien, pero tenía la impresión de que la conocía.