lunes, 11 de febrero de 2013

Capítulo Cuatro


Roxie

  ¿Yo, en una banda? No me hagas reír.

-¿¡Quéeeeeeeee!?- le grité a Eric, mejor dicho, le grité en el oído a Eric.
-Pues que vas a ser nuestra cantante- repitió Eric, pero esta vez con una mano en el oído.
-Bienvenida al grupo -digeron Coco y Gabe al unísolo-. Por cierto, ¿Puedes venir el sábado al centro comercial?-preguntó Coco, sonriente.
-Pues... -lo medité un poco-, creo que si.
-Perfecto, nos vemos a las diez y media en frente del McDonals -cortó Coco-. Adiosito.
-Ciao -se despidió Gabe, mientras Coco lo arrastraba hasta la puerta.
-¿Qué ha...
-... sido eso? -terminé la frase.
-Tranquila en Coco eso es normal, vamos eso creo yo. Tampoco es que la conozca tanto.
-No se yo, si eso me tranquiliza -dije caminando hacia la puerta.
-¿Ya te vas? -me preguntó Eric, con un leve tono de tristeza.
-Sí, quiero ver si mi hermana pequeña no mató al gato por indigestión de pastelitos y té ¿Tú te quedas?
-No, yo también me voy, ahora que Gabe y Coco  no están, no hay ganas de quedarse solo a componer.
-¿Puedo hacerte una pregunta?
-Ya la has hecho.
-Vale(7.7) ¿Puedo hacerte otra pregunta.
-Ya la has hecho-(este me esta jodiendo)
-Muy bien, pasemos al plan B -cogí un libro de la estantería que había al lado de la puerta y se lo lancé, para su desgracia no pudo esquivarlo.
-¿Por qué? -preguntó Eric poniendo morritos.
-Por hacerte el listillo -dije indignada.
-Yo no me hago el listillo, es que tu eres muy tonta.
-¿Qué me has llamado? -cogí otro libro y me  acerque a Eric, y se lo lance a la cara, pero esta vez consiguió esquivarlo.
-¿Quién? ¿Yo? -pregunto Eric, señalándose-. Yo no he dicho nada.
-Más vale que corras -le advertí.
-¡Que miedo! -dijo burlándose.
-Ahora verás -agarré un violín que había a mi lado y  empecé a perseguir a Eric por la habitación.
-Nu me cogerás -dijo Eric alargado al 'u'-. No, ahora en serio -se freno de golpe-, que si lo rompes lo tengo que pagar yo.
-Esta bien -dije colocando el violín en su sitio.
-Creo que ya hemos echo el ruido suficiente -dijo Eric, riéndose-. ¿Nos vamos? Si quieres te acompaño a casa.
-Vale, y gracias por querer acompañarme, después de que te haya perseguido con un violín, para intentar matarte.
-No me las des, estoy acostumbrado -dijo sonriendo.
Salimos corriendo del instituto, porque habíamos oído unos pasos y pensamos que era el director. Fuimos todo el camino hablando, cuando llegamos a mi casa, nos despedimos.

Me despertó la alarma del móvil, eran las diez de la mañana, cuando me dí cuenta estaba en el suelo. Convertida en una croqueta por culpa de las sabanas.
Me dí una ducha rápida y me puse la ropa que había dejado en la cama, una camiseta con el hombro caído negra y rosa, unos pantalones cortos negros, mis converses¡ rosas y un collar con un crucifijo. Me maquille lo básico, rimel, lápiz de ojos y un poco de brillo en los labios. Miré el reloj, las diez y media, cogí mi blackberry, mi cartera y una sudadera. Bajé a la cocina a por una manzana, y me despedí con un grito.
Tardaría más o menos una hora en llegar al centro comercial, caminando a pasó ligero. Habíamos quedado a las once y media, así que me daba tiempo.




Al llegar, me senté en una mesa del exterior del McDonald’s. A los cinco minutos apareció Coco, llevaba un vestido verde, con lazos azules, unas botas y una americana.
Después de saludarnos, Coco me arrastró, literalmente, hasta la primera tienda. Yo soy de las que compran lo necesario y punto, pero Coco era todo lo contrario. Llevaba como unos cinco pantalones, cuatro camisetas y dos chaquetas, y solo iba a probárselas.
Salimos de la tienda llenas de bolas, y la mayoría eran de Coco, dudo que llegará a ponerse la mitad de las cosas. Volvimos al McDonald’s y nos encontramos a Gabe y a Eric.
 -Hola -les dijo Coco, saltando al caballito de Gabe.
 -Roxie, parece que ya conoces mejor a Coco -dijo Eric, con esa sonrisa que me encantaba.
«¿Pero qué dices?» pensé.
 -¿Chicos, podemos entrar? -dijimos Eric y yo al unísono.
Gabe y Coco se pidieron un menú infantil, Eric dos hamburguesas y una bebida mediana, y yo dos hamburguesa, unas alitas de pollo, un refresco grande y un helado de chocolate y fresa.
Unos minutos después de habernos sentado, ya me había acabado todo lo que había en el plato, lo malo es que seguía con hambre. Coco y Gabe se peleaban, porque Coco quería un helado para ganar un premio, pero ya estaba llena, y Eric me miraba con cara de ‘no puede ser’, supongo que no le parecería normal que, como soy delgada coma tanto.
 -¿Qué? -dije fingiendo estar molesta, pero todo lo contrario me divertía.
 -Nada -respondió Eric apartando la mirada, un poco cortado- Es solo que como puedes comer tanto, y estar tan delgada.
 -Pues, la verdad, no lo sé. -dije sonriendo.
 -Acabamos -dijeron Coco y Gabe a la vez, interrumpiendo nuestra conversación.
 -¿Entonces nos vamos?
 -Sí -dijo Coco, saltando de la silla y arrastrando a Gabe hacia la salida-. Nos vemos el lunes en el instituto.
 -Yo también me tengo que ir, ¿Quieres que te acompañe a casa?
 -No, pero gracias. Me voy a quedar un rato más. Adiós.
 -Adiós.
Cuando Eric desapareció de mi campo de visión, entré en la tienda a la que me había llevado Coco. Me iba a comprar un vestido que me había gustado.  Entré en el probador a ver que tal me quedaba el vestido. Perfecto. Cuando iba ir a caja a pagarlo, tropecé con alguien. Una chica. Al parecer tenía prisa, así que salió corriendo.
No pude verla bien, pero tenía la impresión de que la conocía.

sábado, 22 de diciembre de 2012

Capítulo Tres

Eric
Nueva cantante.
No había dormido en toda la noche, había estado pensando en el porque de Roxie, no entendía porque no quería unirse al grupo, al final  no había llegado a ninguna conclusión pero conseguiría que se nos uniera,  tarde o temprano.
Me pusé el uniforme y bajé a desayunar, sabía que faltaria algunas horas a clase, ya que tenía que ir al dentista. Cuando entre en el comedor, el desayuno estaba preeparado. como había supuesto, Nina, la criada de los Johnson siempre dejaba el desayuno preparado. Me senté a desayunar, únicamente estaba yo en la casa, así que estaba acostumbrado a comer solo.
Cogí mi mochila y salí de casa, a fuera me esperaba uno de los coches de mi padre, Rafael, este me llevaria al dentista y me dejaría en el instituto.

Llegué al instituto a a la hora de geografía, entre haciendo el menor ruido posible, pero nada todos se dieron cuentra:
-Siento llegar tarde, sra. Woods. Estaba en el dentista. -la profesora me miró sin mucha convicción, hasta que le entregue el justificante.
Me senté al lado de Roxie, saqué mis cosas de la mochila y la profesora comenzó la clase.
 -¿Me dejas tu libreta? -susurré a Roxie, esta me pasó la libreta y siguió atendiendo a la clase.
Abrí la libreta por una pagína cualquiera y escribí en negro:  «Los chicos de música y yo vamos a hacer un picnic el domingo, ¿te apuntas?», Tambié pusé mi un número de teléfono al finalde la nota y un dibujo del piso de abajo, con un circulo rojo en el aula de música.
 -Pasa la libreta-susurró, al terminar de leer la nota y deslice mi libreta hasta su mesa.
Cuando me devolvió la libreta leí:  «Voy a pasarme esta tarde por el aula de música. A ver con quién voy a ir de picnic. P.D.:Creo que soy una de las pocas personas que pueden leer lo que escribes. », cuando terminé de leer cerré la libreta.


Roxie

Cuando llegué al instituto todos me miraban. Pensé que ya se habrían olvidado de mi, pero me había engañado a mi misma. Entre en la clase de la sra. Ross, busqué mi sitio y vi que Eric no había venido. Saqué mis cosas y le dediqué toda la atención que podía.
Después del recreo teníamos geografía con la sra. Woods, en esta clase también me sentaba con Eric, pero aún que estaba de lo más contenta en el fondo estaba preocupada.
Cuando la profesora iba a empezar la explicación un ruido inesperado hizo que todos miráramos hacia la puerta. Era Eric.
 -Siento llegar tarde, sra. Woods. Estaba en el dentista. -la profesora lo miro sin mucha convicción hasta que este le entrego el justificante.
Eric se sentó a mi lado, saco su cosas y la profesora comenzo la clase.
 -¿Me dejas tu libreta? -susurro Eric, se la pase, al parecer iba a tardar así que seguiste
atendiendo a las sra. Woods.
Un ruido hizo que bajara la vista, y encontrara mi libreta, ahora abierta y con cosas escritas en
negro: «Los chicos de música y yo vamos a hacer un picnic el domingo, ¿te apuntas?», me
alegraba saber que no estuviera enfadado por lo de ayer, había un número de teléfono al final de la nota y un dibujo del piso de abajo, con un circulo rojo en lo que debía ser el aula de música.
Eric tenía una letra ilegible pero dibujaba muy bien.
 -Pasa la libreta-susurre y Eric deslizo su libreta hasta mi mesa.
«Voy a pasarme esta tarde por el aula de música. A ver con quién voy a ir de picnic.
P.D.:Creo que soy una de las pocas personas que pueden leer lo que escribes. » le devolví la
libreta, Eric leyó todo, al final de la nota asintió, cerro la libreta y me miro, tenia una sonrisa de
oreja a oreja y  yo le correspondí con otra.
Después de clase Eric me acompaño hasta casa, no dijo nada en todo el camino, parecía
triste pero yo no quería decir nada que le molestase, así que deje que el silencio lo dijera todo.
Nos despedimos al llegar a mi casa. Al entrar en casa lo primero que vi fue a Espada corriendo,
mas bien huyendo de Sam, que seguramente querría ponerle algún vestidito y jugar a las
princesa. Subí a mi cuarto a dejar las cosas y a cambiarme de ropa, me había puesto unos
shorts vaqueros, una camiseta larga sin mangas de rayas rosas y grises, unas medias largas a
juegos con la camiseta, unos converses rosas y una sudadera gris.
Bajé a ayudar a mi madre a poner la mesa y a acabar de hacer la comida, prepare la ensalada y me senté con el resto de mi familia a comer.
Después de comer fui a mi cuarto a hacer los deberes, empecé por los de matemáticas y
geografía, y así y deje los de lengua para el final, estuve media hora intentando hacer un
ejercicio, que no llego a salirme, bueno ya le pediría a Eric que me ayudara. Me tire en mi cama
con la cabeza en la almohada, vencida por el aburrimiento. Al rato, el sueño me invadió.
Según indicaba el reloj de la mesita de noche, con su resplandor rosado, había dormido una hora y los del grupo de música empezaban a las cinco, me quedaban veinte minutos. Cogí mi teléfono y la cartera, baje las escaleras de dos en dos y salí de casa. En la puerta me esperaba un niño, para ser exactos ese niño antes de ayer, me había perseguido todo el día, y no tenia ganas de huir otra vez. Pero el niño se giró y me vio, y empecé a correr en dirección al instituto.
Después de huir durante diez  minutos de aquel niño llegue al instituto, había memorizada el
mapa que había dibujado Eric en mi libreta y ya casi había llegado al aula de música. Cuando
entre en la clase, en lo primero que me fije fue en el piano, hacia mucho tiempo que no tocaba,
unos dos años.
Me senté en el banco y empecé a tocar la melodia de You’re Gone, de Avril Lavigne y luego la
acompañe con la canción:

Always needed time on my own
I never thought I'd need you there when I cry
And the days feel like years when I'm alone
And the bed where you lie
is made up on your side
When you walk away
I count the steps that you take
Do you see how much I need you right now?
When you're gone
The pieces of my heart are missing you
When you're gone
The face I came to know is missing too
When you're gone
The words I need to hear to always get me through the day
And make it OK
I miss you
 -Te lo dije. Tienes una voz increible. -di un respingo al oir la voz de Eric.
 -Siento lo de ayer, pero no voy a ser vuestra cantante. ¿Quedo claro?-dije dandome la vuelta y
viendo a dos personas más-. ¿Y vosotros sois?
 -Este es Gabriel Collins, también conocido como Gabe-dijo Eric señalando al chico de su izquierda, tenía unos rasgos adultos para su edad. Gabe era alto y delgado, aproximadamente meto setenta y cinco.  Su pelo marrón estaba desordenado. Su piel clara casi pálidos. Sus ojos azul cielo eran bastante claros. Labios carnosos y pálidos, casi imperceptibles. Dientes perfectos, blancos y pequeños. Llevaba unos pantalones holgados y unos deportivos anchos, una camiseta negra y una sudadera. Muy sport.-,y esta es Ángela Adolph, pero todos la llamamos Coco-señalando a la chica de su izquierda. De aspecto aniñado. Coco era baja y delgada. Su cabello teñido de rosa era corto y liso, recogido en dos coletas con dos lazos azules. Sus ojos marrón avellana resaltan en su piel clara. Labios carnosos y delicados, de un tono rosado. Dientes normales, prácticamente perfectos, sin necesidad de un futuro aparato. Llevaba un vestido azul celeste con dibujos de pasteles- Gabe es nuestro batería, Coco nuestra teclista y yo toco la guitarra. Y chicos esta es Roxanne Williams y es nuestra nueva cantante.
 -¿¡Quéeeeeeeeeee!?

viernes, 2 de noviembre de 2012

Capítulo Dos




Roxie

Nueva vida.

Me desperté de golpe, aturdida, al no sentir la calidez de mis sabanas; hasta que me di cuenta de que estaba en el suelo, me había caído durante la noche. Me levanté para mirar la hora en el reloj de mi mesita, eran las siete.
Mi madre apareció por la puerta con cara de preocupación:
-¿Estas bien, Roxie? He oído un ruido y...
-Estoy bien, mamá.- le corté.
-Pues si estas bien, date prisa o llegaras tarde en tu primer día.
-Sí, mamá.
Mi madre salió de la habitación cerrando la puerta tras de si. Odiaba ser la nueva, todos tienen una idea equivocada de mi. Me decidí a buscar el uniforme de mi nuevo instituto. No recordaba donde lo había puesto, así que busque de bajo de la cama. BINGO!, ahí estaba. Saqué la bolsa en la que se encontraba el uniforme y la puse en mi cama, este estaba compuesto por una falda a cuadros azul, a juego con la corbata, una camisa blanca y una chaqueta negra. Dejé la ropa estirada en la cama y fui al baño a lavarme.

Al salir del baño me vestí, la falda y la camisa me quedaban perfectas. Me puse un cinturón negro a la cadera. La corbata no me había quedado muy bien, de todos modos me sentaba mejor así floja. Busque  calcetines largos y los zapatos. Me acerqué al espejo a mirarme, ahora de apariencia dulce y delicada.  Un poco más alta que el año pasado, aproximadamente un metro sesenta. Mi pelo castaño claro, largo y liso cae en una bellísima cascada sobre la espalda, moviéndose al más mínimo soplo de viento terminado en unas llamativas puntas rojas. Habitualmente recogido en una trenza suelta del lado izquierdo. Ojos color verde están moteados de un débil azul. Tez clara. Nariz pequeña y respingona. Labios carnosos. Dientes perfectos, blancos, pequeños y dispuestos en filas, ya que hace  2 años llevaba parato.
Cogí mi chaqueta y la mochila y salí de la habitación. Bajé las escaleras de dos en dos, y entré en la cocina a desayunar. Me preparé un ccapuccino, dos tostadas con mermelada y mantequilla, un vaso de zumo de naranja y cogí una manzana para el camino. Mientras desayunaba mis padres entraron en la cocina.
-Vamos, Roxie. Date un poco de prisa o llegaras tarde.
-Mamá, es la segunda vez que me lo dices. A parte, que importa, que llegue tarde en uno o dos meses nos volveremos a mudar.
-La verdad es que...-mis padres se miraron-. Diselo tu que yo no puedo.
-Lo que quiere decir tu madre, es que esta vez, no nos vamos a mudar durante un tiempo, para ser exactos hasta que te gradúes.
-¿¡Quéeeee!? -grité saltando de la silla, y dándole un abrazo a los dos.
-Bueno, tu madre va a estar un tiempo sin trabajar por tu hermana y yo tengo trabajo fijo en Durham.
-Gracias, gracias, gracias -no pararía de repetirselo, estaba tan agradecida.- Os quiero muchísimo.
-¿Te darás prisa ahora? -pregunto mi madre, con tono burlón.
-Sí.
Ambos salieron de la cocina, y se instalaron en la biblioteca y en el salón. Acabe de desayunar y salí de casa dando saltitos de la alegría. Me pare en seco, cuando sentí que alguien me observaba. Había un chico que salia de la casa vecina. Al darse cuenta de que le estaba mirando, aparto la vista y paso rápido por delante de mi casa. Le seguí con la mirada hasta que desapareció por el callejón.
«Que raro, pero no me importa nadie me va a estropear el día», pensé.
Mis padres había escogido una calle muy poco transitada, no les gustaba el ruido y querían intimidad, aun que a mi diferencia yo odiaba que fueran una modelo y un fotógrafo famosos, gracias a eso todos se inventaban rumores sobre mi personalidad y la de mis padres, y por eso, hace unos años me había empezado a comportar de una forma arrogante y mal humorada. Aún que estaría en el High School White  Rose el suficiente tiempo para darme a conocer tal y como soy.

Casi había entrado en el instituto, desde que entre en el recinto todos me seguían con la mirada y hablaban sobre mi. Definitivamente los odiaba a todos. En la entrada me esperaba el director, era un hombre bajito, gordo y calvo, perfecto esos eran los que peor les caía, vaya suerte la mía.
-Por aquí, srta. Williams -me indicó el director y le seguí-. Bienvenida al High School White Rose, espero que no tenga ningún problema -se paro en una puerta de color verde, llamo y entro.- Buenos días, sra. Ross y alumnos, esta es Roxanne Williams y será vuestra nueva compañera este curso, espero que os portéis bien con ella.
El director se fue, y la sñr. Ross, me indicó que me acercara.
-Bienvenida Roxanne, yo voy a ser tu profesora de inglés, espero que nos llevemos bien, por el momento te sentaras al lado de Eric Stone -dijo señalando mi sitio.
«Mierda, es el chico de antes», pensé mientras me sentaba y sacaba mi estuche, la libreta y el libro de inglés.
-Muy bien, chicos. Comencemos la clase. Abrir el libro por la página 12.

Al fin se acabaron las clases, vaya infierno. Eric y una chica de detrás no paraban de mirarme, lo que más me sorprendió fue que la clase se olvido de mi un rato cuando a quinta hora nos pusieron una película.
Cuando iba a doblar la esquina que daba a mi calle, alguien me me llamo. Me di la vuelta y vi a Eric corriendo, era algo digno de ver parecía un pato. Me detuve a esperar a que me alcanzara.
-¿Qué tal tu primer día? -pregunto con una sonrisa.
-Bien -dije secamente.
-Me alegra oír eso -otra vez sonriendo-. Si aún no has escogido ninguna actividad deberías pasarte luego por la clase de música, están formando un grupo, son bastante buenos pero les falta una cantante -ya sabía por donde iba y no me gustaba nada-. Ayer te oí cantar y creo que tienes una voz increíble...
-Gracias, pero si no me vas a decir nada interesante, mejor callate -le interrumpí.
-Pero...
-Adiós, Eric -Dije entrando en casa y cerrando la puerta tras de mi.
Entre en mi cuarto y me tire en la cama con la cabeza en la almohada. Había conseguido lo que menos quería, me había puesto muy arrogante, cuando yo no era así. A parte de eso, había sido con Eric, el primero que se había preocupado por mi, aun encima era guapísimo. Totalmente mi tipo. Su aspecto despistado era muy engañoso con rasgos angulosos. Eric era alto para su edad y delgado. Su pelo rubio estaba desordenado, daba la impresión de que no lo peinaba. Su piel era clara y en ella resaltaban sus preciosos ojos verdes moteados de marrón, que enamoran a todas las chicas. Nariz respingona. Labios finos y pálidos, curvados en una sonrisa maliciosa que esconde unos dientes prefectos, blancos y pequeños.
Me levanté de la cama y me cambie de ropa, me puse mi pijama, este era una camiseta larga de color negro que ponía “smile” un poco punk y de color rosa fosforito, un pantalón corto y unas medias largas a rayas de colores. Me hice un trenza de lado izquierdo.
Bajé a la biblioteca, aun que más que libros había albunes de fotos, mi padre le hacia fotos a todo, desde una mesa hasta una vaca, literalmente, cuando fuimos de vacaciones al campo le saco fotos a todas las vacas, busqué el libro que estaba leyendo, Canciones para Paula, me senté en el sofá y empecé a leerlo, y me quedé dormida.

jueves, 25 de octubre de 2012

Capítulo Uno


            Roxie
                  Decir adiós no es fácil.

Y yo que pensaba que mi despedida iba a ser... normal? Acabo siendo una fiesta de pijamas con mis dos mejores amigas: Nellie y Violetta.
Violetta me lanzo un cojín del sofá a la cara, para mi desgracia no pude esquivarlo y me caí de culo. Las chicas aprovecharon que estaba en el suelo para atacarme. Termine sepultada bajo todos los cojines y almohadas de la salita. Las chicas me ayudaron a levantar, se sentaron en el sofá y yo me fui a la cocina a poner las palomitas en el microondas.
Cuando volví a la salita, Violetta estaba cambiando de canal, en busca de algo bueno que ver en la tele, y bueno, Nellie como siempre cotilleando en mi portátil.
-Estuvo divertida la guerra de almohadas -fulminé con la mirada a Nellie, esta sonrió-. Que sepas que no me parece bien que tu diario tenga contraseña, ¿Qué tendrás ahí tan importante?-dijo dejando de lado el ordenador.
-Nel, Roxie. No quiero interrumpir pero, cuando van a estar las palomitas? Me muero de hambre.
-Pronto. No sé como puedes tener hambre, hace cinco minutos te comiste tres bocadillos y una tarrina entera de helado.
-Pero eso fue hace cinco minutos.
Ahora tengo hambre. Iba a entrar en la cocina cuando Smile de Avril Lavigne, empezó a sonar en mi blackberry.
-¿Diga?
-Soy Matt.
-¿Qué tal? -pregunté mirando al sofá donde estaban mis amigas. Estas estaban dibujando un corazón en el aire. Decían que Matt estaba enamorado de mi.
-Triste, porque te marchas, pero quería saber...-Matt meditó un poco la pregunta-. ¿Cuándo pensabas volver?
-Pues... creo que en vacaciones para visitar a mis abuelos. -Te estaré esperando. No tengo más tiempo que tengo que estudiar. Adiós y buen viaje.
 -Adiosito y gracias.
Dejé el móvil en la mesita del centro del salón, donde lo había cogido, me senté entre Nellie y Violetta y encendí la tele para poner la película.
 -¿Qué, Roxie? Matt te va a echar mucho de menos, eh? -preguntó Nellie en tono burlón para fastidiarme.
 -Jajaja. Que graciosa, Nel -dije indignada-. ¿Vemos Titanic?
 -Sí -gritaron Nel y Violetta al unísono.
El microondas avisó a Violetta de que las palomitas ya estaban listas, saltó del sofá y entró corriendo en la cocina. Mientras, coloqué la película en el DVD, cuando volvió Violetta la puse.
Cuando me desperté eran las diez y media, no recordaba cuando se habían ido las chicas, pero al levantarme del sofá algo llamó mi atención. Había dos regalos con una carta en la mesa. Abrí el que estaba a la derecha, tenía un envoltorio negro, así que supuse que era de Violetta. Era una camiseta negra con un dibujo en el medio de unos auriculares rojos, y también habían unos pendientes de pluma. Dejé las cosas que me había regalado Violetta a un lado y abrí el regalo con el envoltorio rosa, de Nellie. Era un pantalón pitillo de color rosa y una funda para mi blackberry del mismo color. Finalmente, leí la carta en la que decían que me querían mucho, que esperaban que me gustaran los regalos y que como no volviera en vacaciones iban ellas a buscarme.
-Dios, yo si os quiero -pensé en voz alta. Corrí a vestirme no tenía mucho tiempo.
Me puse la camiseta y el pantalón que me habían regalado mis amigas, unas converse negras , los pendientes de plumas y una sudadera. Le puse la funda nueva a mi blackberry y cogí el resto de las cosas que no había guardado en el coche. Cuando bajé mis padres y mi hermana ya se habían subido al coche.  
Guarde mis cosas en el maletero y entré en el coche. Busqué en mi mochila mi blackberry, el viaje hasta el aeropuerto duraba dos horas, así que me puse los cascos y dejé que las canciones de Avril Lavigne inundaran mi mente. Cuando llegamos al aeropuerto mis padres y mi hermana fueron a embarcar las maletas. Mientras, yo me acerqué a una cafetería y me compré un bocadillo y una coca-cola. No había desayunado, y me estaba muriendo de hambre. Al rato, llegaron mis padres y mi hermana, para irnos al avión.
Ellos se sentaron juntos y a mi me tocaba en la ventana al lado de un completo desconocido. Me senté en mi asiento y empecé a leer Canciones para Paula, que había cogido de mi mochila antes de sentarme. Después de leer unos cinco capítulos, dejé el libro e intenté dormir un poco, pero el sueño no llegaba. Así que, me giré a ver lo que estaba haciendo mi acompañante. Era un chico joven, aparentaba unos 24 años. Su pelo era rubio y tenía unos ojos verde esmeralda preciosos. Vestía una camisa de rayas, unos vaqueros y unas deportivas. Estaba trabajando con un portátil, escribiendo unas preguntas, al parecer para un examen de música.
Me aburría demasiado, quedaban 20 minutos ppara aterrizar y mi compañero era un profesor de música, preparando un examen. Me volví a girar hacia la ventana, a ver las pequeñas manchas de verde y marrón que se formaban los arboles y las casas, bajarnos del avión acompañé a mi padre a buscar las maletas, y mi madre y mi hermana fueron a llamar a un taxi. Después de 40 minutos, llegamos a nuestra nueva casa.
Era preciosa, enorme y muy chic. De un color crema con el tejado en rojo. Por dentro era muchísimo mejor, super grande y con un montón de habitaciones. Abajo estaban la cocina, el comedor, el salón, una biblioteca y un estudio. En la primera planta estaban los dormitorios y tres baños. Entré en la que debía habitación ser mi habitación. con las paredes en un color rosa palo y el suelo cubierto por una gran alfombra beige. Con una cama enorme en el centro, un escritorio a la derecha y con una estantería encima, todo de madera de cerezo. A la izquierda había dos puertas, una que daba a un pequeño balcón y otra en la que estaría mi vestidor.
Dejé mis cosas tiradas por la habitación, me senté en la cama y le mande un whatsapp a Nellie y a Violetta diciendo que estaba bien. Me acosté en la cama y, cerré los ojos y me quedé dormida.